miércoles, 2 de abril de 2008

Los textos de ATI

De flor en flor

Luis es un hombre joven de 23 años de edad. Cuando finalizó los estudios de COU en el Instituto de su ciudad natal se marchó a la capital de la provincia para iniciar estudios universitarios de Informática. El primer año le fue mal, aprobó una asignatura. Se matriculo por segundo año consecutivo y las cosas no le fueron mucho mejor; en la convocatoria de septiembre aprobó otra. Pensó que no debía seguir así porque para sus padres era un gran esfuerzo económico el que él estuviese fuera de casa y además pensaba que así, los estudios se le iban a hacer eternos. De vuelta, en su pueblo, estaba dispuesto a todo. Quería trabajar y hacerse de algún dinero que le diese un poco de autonomía y comenzar a ahorrar para casarse.

Durante seis meses trabajó cuidando niños de una familia vecina. Esto le consumía mucho tiempo, pero a cambio le proporcionaba una gratificación económica. Después inició un curso de formación Ocupacional para Promotor de ventas. Reconoce que no le gusto mucho porque, como él siempre decía, lo mío no es vender.

En realidad lo que Luis perseguía era encontrar un empleo. Compraba la prensa semanalmente, y leía con atención las ofertas de empleo, pero siempre comentaba con los amigos que sólo se pedía gente para vender.

Por las amistades se enteró de que en su ciudad se convocaban plazas para la Policía Local. En contra de la voluntad de sus padres presentó la solicitud y se preparó, sin muchas esperanzas ni apoyo, parta el concurso-oposición. No obtuvo la puntuación suficiente para sacar plaza y esto le deprimió un poco, porque empezaba a creer que nunca trabajaría. Era fácil escucharle decir: “está visto que la cosa está tan mal que no se puede meter cabeza ni en la pública ni en la privada.”

Para ocupar su tiempo se apuntó en un curso de Fotografía que organizaba la Comunidad de vecinos de su barrio. El tema le interesó y el formador le informó de la existencia de estudios reglados de Formación Profesional en el área de audiovisuales. Sin embargo él piensa que ya no tiene edad para iniciar un proyecto tan largo; quiere un curso de menos duración. Entre las posibilidades que le mostraron escogió inscribirse en un curso de Inglés para turismo rural.

Hace unos días, charlando con un compañero de este curso, le dijo: Ya no é qué hacer, colega. Cada vez estoy más preparado, sé de Informática, de ventas, idiomas, y no soy capaz de encontrar trabajo.


Qué suerte la nuestra

Rosa y Pedro son novios desde que estudiaban en el Instituto de su ciudad. Tras obtener el título de FP en la especialidad de peluquería y estética, Rosa trabajó durante tres años en una céntrica peluquería de sus ciudad, pero varios reveses financieros del propietario, provocaron el despido de ella y sus dos compañeras. Su novio, Pedro, tiene terminado el primer ciclo de formación profesional en la especialidad e electrónica, y realiza trabajos eventuales.

La semana pasada Rosa y su novio tuvieron un golpe de suerte: el rellenar la quiniela entre los dos obtuvieron un importante premio. Pedro, si novio, desea casarse pronto, aunque la relación con sus padres no es mala, la convivencia en casa le resulta un tanto difícil y agobiante, y desea independizarse cuanto antes. La situación laboral de Rosa t Pedro no les es muy favorable ahora. El trabaja de forma temporal como electricista y ella como peluquera a domicilio entre sus propias vecinas..

Con el dinero del sorteo, Pedro piensa que deben invertirlo en un vivienda: así ya podrán disponer de piso propio, amueblarlo y casarse.

Rosa desea invertirlo en montar su propia peluquería; tiene conocimientos y experiencia, y ella piensa que a su barrio le vendría bien, pues no hay ninguna cercana con precios asequibles. Si marcha bien, dispondría de su Procopio empleo y podrían casarse aunque vivieran en principio de alquiler.

Su novio piensa que todo esto es muy arriesgado y mejor ir a lo seguro. Rosa, en cambio, piensa que es una buena oportunidad para poder crear su propio negocio. Ahora discuten sobre qué es lo mejor.

El dilema de Rosa es el siguiente:
¿Debe convencer a su novio y arriesgarse? En realidad el premio es de ambos, pues la quiniela la rellenan siempre a medias.
¿Sería más seguro no emprender ninguna actividad? ¿Y si después fracasara, sería un continuo reproche por parte de su novio?

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